Se les llama “arritmias cardíacas” a todas las alteraciones del ritmo, la cadencia o la frecuencia de los latidos del corazón. Si quieres aprender un poco más sobre el tema para saber como puedes cuidarte mejor, entonces este artículo es para ti.

De forma general, decimos que hay una arritmia (o “disrritmia” como prefieren llamarle algunos expertos) cuando aparece una frecuencia cardíaca (F.C) demasiado rápida (las denominadas taquicardias o taquiarritmias) o si por el contrario se hace demasiado lenta (bradicardias o bradiarritmias). También decimos que existe una arritmia cuando a pesar de haber una F.C normal, los latidos son muy irregulares, desordenados, anticipados o con pausas.
La frecuencia cardíaca normal es de 60 a 100 latidos por minuto. Pero en ciertas circunstancias unas cifras superiores o inferiores pueden ser también normales.
¿Una arritmia cardíaca siempre es algo peligroso o grave?
Algunos tipos de arritmia son bastante benignos y aunque provoquen síntomas desagradables como las conocidas «palpitaciones«, en realidad no representan un peligro para la salud o la vida. La alteración del ritmo que más frecuentemente produce síntomas es la llamada «taquicardia sinusal«, que no es otra cosa que una ligera aceleración del corazón. Muchas veces es algo natural o fisiológico debido a la actividad física u otros estímulos y en ocasiones es por diversos trastornos como anemia, fiebre o ansiedad.
También son muy frecuentes los extrasístoles o arritmias extrasistólicas. Estas consisten en latidos que se adelantan o anticipan (por eso también se les dice «latidos prematuros»). Como se adelantan al resto pueden provocar pausas (con sensación de que el corazón por momentos «se detiene» y en otras ocasiones puede generar unos latidos fuertes o palpitaciones). Pero una extrasistolia no siempre es expresión de problemas cardíacos y puede ser provocada por una larga lista de trastornos digestivos, respiratorios, hormonales, neurovegetativos, ansiedad, uso de drogas y exceso de estimulantes entre muchos otros.
Sin embargo algunas otras disrítmias si pueden ser sumamente peligrosas e incluso a poner en riesgo la vida de quien las sufre. Recientemente en Ecuador hemos conocido la triste noticia del fallecimiento de Tania Tinoco, víctima de una enfermedad arrítmica. En días pasados la conocida periodista y presentadora de televisión había sido transferida a la Cleveland Clinic, prestigioso centro en los EE.UU. El deceso de una figura tan conocida en una institución de referencia mundial en los ámbitos de la cardiología y la cirugía cardiovascular revela la fragilidad humana y los límites de nuestra imperfecta ciencia.

1963 – 2022
Precisamente debido a que hay tantos tipos de arritmia con causas y consecuencias tan diferentes, es importante que todo paciente y sus familiares conozcan el nombre específico de su forma de arritmia. Si usted padece algún tipo de arritmia, siempre pregúntele a su cardiólogo, anote y memorice como se llama su arritmia. De eso depende que pueda informarle a sus otros médicos y que en caso se pueda asumir como algo banal que incluso no requiera medicación o como un importante problema de salud.
¿Cuáles son las causas de las arritmias?
Como todos sabemos, el corazón es un órgano hueco predominantemente muscular que al contraerse rítmicamente es capaz de bombear la sangre para hacerla circular por todo el cuerpo. Pero cada uno de esos latidos, es posible gracias a una pequeña cantidad de electricidad que el mismo corazón produce de forma rítmica, o sea de manera repetitiva y con un orden o cadencia.
Esa energía eléctrica es conducida hasta las paredes musculares del corazón (el famoso “miocardio”) haciendo que estas se contraigan y relajen de forma periódica y coordinada. Se trata de una secuencia ordenada que se repite una y otra vez, día tras día, desde que estamos en el vientre materno y hasta el último instante de nuestra existencia terrena.
Pero para que se puedan generar los estímulos eléctricos, que luego se conducirán y llegarán al miocardio provocando su contracción, es necesario se coordinen una serie de complejos mecanismos que implican a cada célula cardíaca, a sus paredes y a varios de sus componentes internos. Cualquier afectación en una de las fases de ese proceso puede generar la aparición de una taquiarrítmia o de una bradiarrítmia cardíaca.
En general, las arritmias cardíacas son provocadas por:
- Enfermedades propias del corazón: cardiopatías congénitas o adquiridas como problemas coronarios, enfermedades valvulares, miocarditis, cardiomiopatías y canalopatías (enfermedades genéticas en las que están afectados los canales que permiten el paso de ciertos elementos o componentes esenciales a través de las paredes de las células).
- Enfermedades no cardíacas: enfermedades hormonales, neurovegetativos, neurológicos, digestivos, apnea de sueño.
- Situaciones en las que no hay enfermedades dentro ni fuera del corazón: algunos estados metabólicos y situaciones pueden provocar arritmias. Tal es el caso de la deshidratación, el desnivel de ciertos minerales u oxígeno en la sangre, infecciones, algunos medicamentos y hormonas, consumo excesivo de alcohol, drogas y otras sustancias tóxicas, exceso de estimulantes y bebidas energizantes, estrés intenso, entre muchos otros.
¿Qué síntomas y signos dan las arritmias?
El síntoma más común de muchos tipos de arritmias son las palpitaciones. Estas son la sensación perceptible del latido cardíaco que puede ser fuerte, rápido, lento o irregular. Es muy frecuente que muchos tipos de arritmia cursen con uno o varios síntomas como:
- Palpitaciones rápidas, lentas o irregulares.
- Fatiga o debilidad.
- Dificultad para respirar.
- Dolor en el pecho.
- Palidez de la piel y las mucosas.
- Sudoración.
- Frialdad.
- Mareos o aturdimiento.
- Visión borrosa.
- Dolor de cabeza.
- Sensación de angustia o agitación.
- Desmayo, síncope.

¿Puedo tener una arritmia sin sentir palpitaciones?
No siempre las arritmias producen palpitaciones u otros síntomas importantes. Algunas personas con muy pocos o ningún síntoma pueden sufrir arritmias, incluso peligrosas. En algunos sujetos es posible detectar alteraciones predisponentes o proarrítmicas sin que hasta ese momento hayan experimentado síntoma alguno. Tal es el caso de personas asintomáticas pero con un Bloqueo aurículo-ventricular avanzado, una preexcitación ventricular por vía accesoria (también conocida clásicamente como síndrome de Wolff-Parkinson-White) o un patrón característico de QT prolongado o Síndrome de Brugada en el electrocardiograma. En otros casos se detectan hallazgos ecocardiográficos compatibles con una potencialmente mortal displasia arritmogénica sin que hasta ese momento la persona haya experimentado un solo episodio sintomático.
En ocasiones, cuando aparece el primer síntoma es ya el de una complicación grave. Desafortunadamente algunos pacientes desarrollan una muerte súbita sin haber tenido antes ningún tipo de malestar. Ese es el caso de los atletas de varias disciplinas que colapsan en medio del terreno deportivo. El asunto es muy alarmante si se tiene en cuenta una estadística publicada por la FIFA: durante los últimos 10 años falleció un promedio de un futbolista al mes, la mayoría víctimas de paro cardiorespiratorio por arritmias ventriculares malignas.
¿Cómo se diagnostican las arritmias cardíacas?
Cualquier médico debidamente capacitado puede ser capaz de detectar muchos de los tipos de arritmias cardiacas. A veces solo basta con interrogar al paciente, examinarle, auscultar su corazón y evaluarle el pulso. No obstante, ante todo caso de arritmia cardiaca siempre es muy útil la evaluación de un cardiólogo. En algunos casos es necesaria la derivación a un electrofisiólogo, que es un cardiólogo superespecializado en el diagnóstico y el manejo de las arritmias.
El cardiólogo además de realizarle una minuciosa exploración física, indagará sobre los síntomas del paciente (inicio, modificación, evolución y alivio) además de sus antecedentes personales y familiares. Eso dará paso a algunos exámenes de mucha importancia como:

- Exámenes de sangre: Son imprescindibles para precisar ciertos factores predisponentes o desencadenantes de los trastornos del ritmo. Dentro de estos son muy importantes el hemograma, los electrolitos en sangre (sodio, potasio, calcio, magnesio), la glucosa, los parámetros de funcionamiento de los riñones, estudios hormonales (p.ej. para evaluar función tiroidea). También en ciertas situaciones es muy útil la determinación de las troponinas y otros biomarcadores si se sospecha un infarto cardíaco en curso.
- Electrocardiograma: Es el estudio cardiológico básico y consiste en la evaluación de la actividad eléctrica del corazón mientras el paciente se mantiene en reposo.
- Holter del ritmo: El también denominado «Holter de arritmias» o «Holter ECG» es un estudio fundamental en la evaluación de los trastornos del ritmo cardiaco. Consiste en un monitoreo prolongado de la actividad eléctrica del corazón, usualmente durante 24 horas o más. Tiene algunas variantes como las que se usan cuando las alteraciones del ritmo son muy esporádicas y/o de corta duración. Es el caso del Holter de eventos (o monitor de eventos) un aparato que el paciente debe mantener cerca durante períodos prolongados y solo se aplicará al cuerpo en caso de que experimente los síntomas de la arritmia (actualmente algunos teléfonos y relojes inteligentes son capaces de hacer esto mismo con bastante eficacia). Otra variante con utilidad en ciertos casos es el registrador o Holter implantable de bucle, un pequeño dispositivo que se implanta debajo de la piel del paciente para monitorear el ritmo cardiaco durante períodos prolongados.
- Prueba de la mesa basculante: También se le conoce como prueba de la mesa inclinada o tilt table test. Es un examen que se realiza en pacientes que han tenido cualquier tipo de desmayos, pérdida de conciencia o síncope. Esta prueba diagnóstica se realiza con el fin de investigar la respuesta del organismo y específicamente del corazón y los vasos sanguíneos a los cambios de posición.
- Estudio electrofisiológico cardíaco (EEF): Se trata de un estudio invasivo en el cual, mediante técnicas de cateterismo es posible la confirmación del diagnóstico, su evaluación y también en ciertos casos la eliminación de ciertas arritmias cardiacas. Esto último es un procedimiento terapéutico denominado “ablación por radio frecuencia” (ARF) que explicamos más adelante.
- Prueba de esfuerzo: La prueba de esfuerzo o ergometría es un estudio útil para evaluar la respuesta del corazón al ejercicio físico. Sirve para diagnosticar ciertos tipos de arritmias además de otros problemas como la obstrucción de las arterias coronarias. Consiste en hacer que paciente realice un ejercicio programado y de intensidad progresiva en una caminadora o una bicicleta estática para “estresar” su corazón y de esta forma determinar si existe una arteria coronaria obstruida o aparece alguna arritmia peligrosa.
- Otros exámenes: En ciertos casos puede ser muy útile un ecocardiograma y otras modalidades de ecocardiografía como el eco transesofágico, el ecocardiograma de estrés, la RMN cardíaca, la angioTAC coronaria y la angiografía coronaria.
¿Qué complicaciones pueden provocar las arritmias?
Como ya hemos dicho antes, muchos tipos de arritmia no representan ningún peligro. Sin embargo, algunos trastornos del ritmo cardiaco pueden provocar complicaciones graves o incluso la muerte. Tal es el caso de algunas formas de taquicardia ventricular y la fibrilación ventricular, dos arritmias que cursan con un paro cardíaco y llevan a la muerte de no lograrse su inmediata eliminación. Por su parte, las arritmias muy rápidas como la fibrilación o el flutter atrial o las muy lentas como las provocadas por el bloqueo aurículo-ventricular avanzado, pueden desencadenar o empeorar una insuficiencia cardiaca o precipitar un infarto agudo del miocardio en los pacientes con problemas coronarios previos.
Otras de las más temidas complicaciones de algunos tipos de arritmias como la fibrilación auricular son los accidentes cerebrovasculares isquémicos – infarto cerebral. Ese tipo de arritmia favorece la generación de trombos (popularmente conocidos como “coágulos”) dentro del corazón. Si uno de estos trombos viaja fuera del corazón a través de las arterias, entonces decimos que se ha convertido en un «émbolo». Este puede llegar a otros órganos y taponear súbitamente una arteria provocando que se interrumpa la circulación de la sangre hacia una parte de ese órgano. Y cuando esas células dejan de recibir sangre oxigenada entonces mueren por asfixia y es lo que se conoce como “infarto”. Todos sabemos las terribles consecuencias, el riesgo para la vida y las permanentes secuelas discapacitantes que puede provocar esta complicación.
¿Cuáles tratamientos se indican en caso de una arritmia cardíaca?
Para elegir iniciar o no algún tipo de tratamiento y que este sea efectivo y seguro, es indispensable tener un diagnóstico preciso de la arritmia. Algunos tipos de arritmias no requieren ningún medicamento o tratamiento específico. En ciertas ocasiones basta con dejar de fumar, evitar el exceso de alcohol, café y los estimulantes o bebidas energizantes. En otros casos la solución es identificar y tratar adecuadamente alguno de los problemas de salud que pueden desencadenarlas (hipertensión arterial, enfermedades endocrinas como las de la glándula tiroidea y la diabetes, los problemas renales o la ansiedad).
El tratamiento con fármacos antiarrítmicos y otros tipos de procedimientos invasivos está indicado solo en caso de que la arritmia provoque síntomas importantes, implique riesgos de complicaciones o pueda degenerar o transformarse en una arritmia más grave. El tipo de tratamiento depende si se trata de una arritmia lenta (bradiacardia) o de una arritmia rápida (taquicardia):
Tratamientos para los latidos cardíacos demasiado lentos: BRADICARDIAS.

Si la bradiarritmia es intensa, persistente y no tiene una causa que pueda ser corregida, por lo general el tratamiento es la implantación de un marcapasos cardíaco permanente. En algunos casos se colocan marcapasos temporales o transitorios, los cuales son dispositivos externos conectados a un cable o electrodo que se introduce a través de una vena hasta dentro del corazón. Como su nombre lo dice, se trata de un recurso que se usa en pacientes muy delicados de forma transitoria hasta que se les pueda realizar la cirugía de implantación del marcapaso definitivo.
También de ser necesario, en ciertos pacientes se podrán usar temporalmente algunos medicamentos que aceleran el corazón, pero son fármacos con un efecto muy variable y que pueden provocar reacciones adversas, de modo que su uso prolongado no es seguro.
Tratamientos para los latidos cardíacos muy acelerados: TAQUICARDIAS.
El tratamiento de las taquiarrítmias puede incluir uno o varios de los siguientes tratamientos:
- Maniobras vagales: Es posible abortar o interrumpir ciertos tipos de taquicardias supraventriculares en su fase inicial si el paciente realiza de inmediato ciertas maniobras que estimulan el sistema vagal o parasimpático. Estas incluyen aguantar la respiración y pujar fuerte con el abdomen, sumergir la cara en agua helada, toser o provocarse náuseas.
- Medicamentos antiarrítmicos: Existen varios grupos de antiarrítmicos, cada uno con un mecanismo de acción diferente y por tanto con indicaciones muy específicas según el tipo de arritmia que se desea eliminar o controlar y las características del paciente. No podemos dejar de mencionar que el uso inadecuado de los fármacos antiarrítmicos puede ser sumamente peligroso pues pueden llegar a provocar arritmias aun más graves que las que se intentan eliminar.
- Otros medicamentos: Algunos pacientes con ciertos tipos de arritmia requieren otros medicamentos como por ejemplo los anticoagulantes. Esta es una clase de fármacos que disminuyen la coagulabilidad de la sangre y así previenen las complicaciones cardioembólicas.
- Desfibrilación / cardioversión eléctrica: En caso de arritmias graves o que cursen con parada cardiorespiratoria está indicada una desfibrilación inmediata que consiste en la administración de una descarga eléctrica que “resetea” o “reinicia” la actividad eléctrica del corazón. La electricidad se aplica en el pecho por medio de paletas o parches. En otros casos como aquellos un flutter, una fibrilación auricular o alguna taquicardia paroxística supraventricular muy rápida y con riesgo de complicarse, la cardioversión eléctrica es el tratamiento indicado. En esos casos usualmente el paciente se pone bajo sedación o anestesia general y se aplica una descarga que se trata de sincronizar con el ritmo del paciente.
- Tratamientos quirúrgicos o invasivos:

Ablación por radiofrecuencia (ARF) con catéter: Es un procedimiento invasivo potencialmente curativo de varios tipos de taquiarrítmias como la taquicardia por reentrada intranodal (TRIN), el flutter auricular, la fibrilación auricular, y las taquicardias mediadas por vías accesorias. La intervención consiste en introducir catéteres por los vasos sanguíneos hasta dentro de las cavidades del corazón guiándose mediante los Rayos X. Así se registra un electrocardiograma especial desde el interior del corazón para poder identificar la localización exacta donde se provocan las arritmias (hasta ahí se denomina estudio electrofisiológico, EEF).
A continuación, se lleva a cabo una ablación por radiofrecuencia para destruir mediante la aplicación localizada de calor los focos arrítmicos o las conexiones anómalas que favorecen la arritmia. De esta forma se pueden eliminar varios tipos de arritmia de manera definitiva, sin necesidad de que el paciente tenga que mantener un tratamiento con medicinas. El éxito de esta técnica depende de varios factores, pero sobre todo del tipo de arritmia pues si en la fibrilación atrial su tasa de éxito tras una primera intervención es de hasta un 75%, en otras como las taquicardias intranodales asciende a algo más del 90%.
Cardiodesfibriladores Implantables (CDI): Estos dispositivos, también denominados Desfibriladores automáticos Implantables (DAI) son empleados para el manejo de algunos tipos de arritmias ventriculares malignas, sobre todo de aquellas que cursan o que pueden degenerar en una parada cardiaca. Externamente es muy similar a un marcapaso convencional y al igual que estos se implanta debajo de la piel mediante una cirugía y van conectados a uno o varios cables que se introducen por las venas hasta dentro del corazón. Además de tener la función de un marcapaso común, el equipo monitorea constantemente el ritmo cardíaco y si detecta una arritmia peligrosa, puede estimular a una alta frecuencia para suprimirla o enviar una descarga eléctrica para restablecer el ritmo cardíaco normal y salvarle la vida al paciente.
Procedimiento de MAZE: Esta es técnica quirúrgica útil en la eliminación de la fibrilación atrial permanente o recurrente. En ella el cirujano cardiovascular realiza una serie de incisiones quirúrgicas en el tejido cardíaco con el objetivo de generar cicatrices. La cicatriz no conduce la electricidad, provocando que los impulsos eléctricos anormales no se propaguen por todo el corazón. Es un procedimiento efectivo, habitualmente utilizado en pacientes que no responden a otros tratamientos. También se suele usar en aquellos pacientes que son tributarios de otros tipos de cirugía cardiotorácica, por ejemplo de tipo valvular. De esa forma se aprovecha y se hacen las dos intervenciones en el mismo acto quirúrgico.
Oclusión de la orejuela izquierda: La orejuela es una porción de las aurículas izquierda y derecha donde se tiende a remansar la sangre lo cual favorece la generación de trombos en caso de fibrilación atrial. Ha sido demostrado que la oclusión o cierre de la orejuela de la aurícula izquierda (con técnicas de cirugía cardiotorácica tradiconal como de forma percutánea colocando dispositivos de oclusión mediante catéteres) es una manera eficaz de disminuir el riesgo de complicaciones cardioembólicas sistémicas, incluyendo la más temida: el embolismo – infarto cerebral. Esta técnica se puede combinar con otras para además eliminar la arritmia o también practicarla de forma aislada para disminuir el riesgo embolico aunque el paciente recaiga o se mantenga con una fibrilación auricular permanente.
Otros tipos de tratamientos invasivos o quirúrgicos: En ciertos casos pueden ser muy útiles algunos procedimientos y cirugías que aunque no van dirigidos a eliminar la arritmia, logran eliminar o mejorar los trastornos cardiovasculares que las provocan. Tal es el caso de arritmias favorecidas por una enfermedad grave de las arterias coronarias donde una intervención como la Cirugía de Revascularización Miocárdica (CRVM) usualmente denominada cirugía de «bypass coronario» o en su lugar un procedimiento intervencionista coronario con angioplastía y colocación de stents, pueden implicar un enorme beneficio en el control o la prevención de ciertas clases de arritmias cardíacas sumamente peligrosas.
¿Cómo puedo disminuir el riesgo de sufrir una arritmia?

- Controla periódicamente tus parámetros de presión arterial (PA) y de frecuencia cardiaca (FC): aprende a medirte el pulso. También te pueden ser muy útiles algunos dispositivos como smartphones y smartwatches capaces de monitorear el ritmo, detectar alteraciones y registrar breves tiras de ECG que luego puedes enviarle a tu cardiólogo o mostrarle en tu próxima consulta. Algunos tensiómetros digitales también son capaces de evaluar el ritmo y detectar ciertos trastornos como la fibrilación atrial.
- Mantén una dieta cardio-saludable: bien baja en azúcares y grasas saturadas. También evita el exceso de sal, y en general de sodio.
- Practica ejercicio regularmente: al menos 3 veces por semana durante 45 a 60 minutos.
- Controla tu peso corporal: manteniendo un índice de masa corporal (IMC) entre 18.5 y 24.9, así como una circunferencia abdominal por debajo de 102 cm si eres hombre y de menos de 88 cm si eres mujer.
- Evita fumar y todo tipo de drogas: estimulantes y exceso de café o de bebidas alcohólicas.
- Duerme lo suficiente para tu edad.
- Sigue el tratamiento y mantén bajo control otras enfermedades como la diabetes y los problemas de la glándula tiroides como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo.
- Mantén bajo control y revísate al menos 2 veces al año: los niveles de glicemia, acido úrico, creatinina, colesterol y triglicéridos en sangre.

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Redactado por: Dr. Aldo M. Santos, cardiólogo, MSc.
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ADVERTENCIA: Este artículo solo tiene fines educativos y en ningún caso puede sustituir la atención médica con un profesional calificado.
