20 CONSEJOS para VIAJAR con el CORAZÓN ENFERMO     

¿Doctor y podré viajar con mi corazón enfermo? Por esta época del año muchas personas viajan de turismo o para visitar a familiares y amigos. Pero… ¿Cuán seguro es salir de viaje si padeces de alguna enfermedad cardiovascular? ¿Qué precauciones debemos tener si sufrimos una dolencia cardiaca y nos trasladamos lejos de casa?.

En este artículo encontrarás respuestas a esas y otras importantes interrogantes y te daremos veinte consejos para que puedas disfrutar de tus viajes a pesar de tener eso que los médicos llamamos “cardiopatía”.

¿Viajar supone un riesgo para las personas con problemas del corazón?

Es cierto que los viajes suponen un factor de riesgo adicional en la aparición o empeoramiento de las cardiopatías. De hecho, según algunos estudios la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte entre los viajeros adultos.

En los vuelos comerciales, los aviones suelen alcanzar una altura de crucero de 9000 a 13000 metros según el tipo de aeronave y la distancia a recorrer. A esas alturas la presión atmosférica es tan baja y el aire contiene tan poco oxigeno que la cabina de la aeronave debe estar presurizada o de lo contrario nos sería imposible respirar adecuadamente.

Pero la presión que genera dentro de una cabina presurizada es apenas un 75% de la existente en tierra a nivel del mar. Ello quiere decir que dentro de un avión solemos tener aproximadamente un 25% menos de oxígeno. Esto, que para una persona sana no representa ningún riesgo, si puede serlo para pasajeros con enfermedades cardiacas o respiratorias.

Sin embargo, esto no quiere decir que todos aquellos que sufren algún tipo de afección cardíaca tengan contraindicado viajar en aviones u otros medios de transporte. Muchas personas con problemas cardiovasculares pueden disfrutar de unas agradables vacaciones, no obstante siempre es importante seguir una serie de consejos.

Es por ello que toda persona con algún problema de salud cardiovascular que esté planteando un viaje, ya sea un paseo familiar o un viaje de negocios, tenga en cuenta los siguientes elementos generales:

  • Tipo de enfermedad cardiovascular: No es lo mismo padecer solamente una hipertensión arterial, que tener una enfermedad valvular o miocárdica avanzada con insuficiencia cardiaca, una fibrilación atrial o también sufrir de otras enfermedades como diabetes mellitus o insuficiencia renal.  Un viaje será más o menos riesgoso en dependencia del tipo de enfermedad y cuán avanzada esté. Es por eso que siempre resulta prudente buscar el consejo de su cardiólogo.
  • Condiciones del viaje: Es muy importante tener en cuenta aspectos como la duración del viaje, los medios de transporte y si planea viajar solo o en compañía de alguien cercano. Entre más prolongado es el viaje más riesgo habrá de complicaciones como las trombosis venosas y los tromboembolismos. Siempre considere viajar en compañía de familiares o amigos, así como planificar todos los detalles con suficiente antelación y delegar parte de la responsabilidad de los trámites durante el trayecto, con vistas a disminuir el nivel de estrés que todo viaje implica.
  • Características del destino: Es muy importante la distancia y las condiciones climáticas del sitio al que planeamos trasladarnos. La altitud es uno de los elementos a considerar pues representa mayor riesgo trasladarse a una ciudad de la sierra que hacerlo a un destino que se encuentre a nivel del mar. Entre mayor es la altitud, menos concentración de oxígeno hay en la atmósfera, lo cual puede empeorar ciertas enfermedades cardíacas y respiratorias. También se debe tener en cuenta si en el destino hay disponibilidad de atención médica rápida y de calidad en caso de que llegue a necesitarla.
  • Actividad física: Probablemente usted estará bien si va a pasear a un lugar hermoso, se desestresa con los paisajes, conoce una nueva ciudad y hace actividades físicas no muy exigentes como tomar baños de mar y caminatas breves. Pero el resultado no será igual si se involucra en actividades físicas de alta intensidad o exigencia como el kayak, el ciclismo de montaña, la natación u otros deportes de alta exigencia física, o si hace caminatas muy prolongadas. El riesgo es mayor si esas actividades físicas se realizan tras la ingestión de alimentos, en regiones montañosas o bajo condiciones climáticas de frío o calor extremos.

No podemos perder de vista que algunas situaciones son engañosas: caminar dentro de las instalaciones de un crucero o visitar las áreas de un gran museo puede llegar a implicar kilómetros de recorrido y un importante nivel de esfuerzo por día. Esto es particularmente importante cuando se forma parte de un grupo o comitiva en el que también hay gente sana y dinámica o donde se cumplen tours diarios extensos y agitados de un sitio a otro en los que hay que andar corriendo para que no nos abandone el bus.

¿Qué debo hacer para viajar si tengo una enfermedad del corazón?

ANTES DEL VIAJE:

1. Organiza un buen plan de viaje o infórmate sobre sus características: la ruta, los medios de transporte y las condiciones del destino. Evita esos programas cargados de actividades durante todo el día, y los que impliquen caminar largas distancias o subir cuestas. En caso de ser a otro país averigua sobre su situación sanitaria, las características de su sistema de salud y si dispones de cobertura con tu seguro médico.

2. Solicita una consulta de evaluación con tu cardiólogo. Debes informarle las características y condiciones del viaje. El especialista evaluará tu situación clínica, te hará exámenes evaluativos como un electrocardiograma y un ecocardiograma o incluso de ser necesario una prueba de esfuerzo. De esa forma podrá reajustar la medicación y hacerte recomendaciones personalizadas según sea tu destino, las características y la duración del viaje. Así mismo, es muy importante que las personas que tengan implantado un marcapasos cardiaco o un cardiodesfibrilador acudan antes de salir de viaje a una comprobación del funcionamiento de su dispositivo en una consulta de revisión y programación de marcapasos.

3. Siempre viaja con tu historial médico. Además de disponer de información digital, es bueno que organices y lleves una carpeta en la que reúnas tus principales documentos de salud: recetas actualizadas, copias de informes de exámenes y de resúmenes clínicos.

4. Considera contratar un seguro médico de viajes que cubra hospitalización y potencial evacuación médica en caso de una emergencia. Este tipo de seguros no son tan caros y por otro lado, muchos países se lo exigen a todos los turistas que llegan a sus fronteras.

5. Lleva una cantidad adicional de tus medicamentos. Es importante que viajes con suficiente medicación extra para como mínimo una semana adicional respecto a tu plan de viaje. Esto puede ser vital en caso de vuelos demorados o algún otro retraso o imprevisto. No te confíes pensando que en tu destino encontrarás todos tus medicamentos. Puede que te sea difícil (o del todo imposible) encontrar algunos medicamentos en otros países o incluso en ciertas regiones dentro de tu propio país. Por otro lado, a veces no es tan sencillo como ir a comprar con tu misma receta en cualquier farmacia, sino que tendrás que asistir previamente a una consulta médica, lo cual implica gastos adicionales, pérdida de tiempo y el riesgo epidemiológico de exponerte a un ambiente sanitario.

6. Infórmale a tu agencia de viajes, turoperador, guía de turismo u anfitriones sobre tus problemas de salud cardíaca para que los tengan en cuenta a la hora de diseñar tu viaje o proveerte algún servicio relacionado y puedan ayudarte y protegerte mejor.

7. Añade a tu equipaje un tensiómetro o equipo de medir la presión arterial y de ser posible también un reloj inteligente o «smartwatch» con el que puedas monitorear parámetros de salud como la frecuencia cardíaca, el ritmo y la saturación de oxígeno en la sangre. También incluye algunos medicamentos elementales como analgésicos (pastillas contra el dolor) y digestivos.

8. Informa si eres portador de un marcapaso o algún otro dispositivo de cardioestimulación permanente como desfibriladores o resincronizadores. En los aeropuertos, museos, estadios y centros comerciales es usual que se empleen  equipos detectores de metales y el campo electromagnético que generan esos equipos pueden alterar el funcionamiento de ciertos marcapasos. Aunque la mayoría de modelos de marcapasos actuales no son afectados por los campos electromagnéticos, lo ideal es informarlo enseñando algún documento que te identifique como portador de un marcapasos para evitar pasar por tales detectores (y de paso evitarte el bochorno cuando suene una alarma y todo el mundo te mire como si hubiesen detectado a un ladrón o a un terrorista armado).

9. Evita viajar con grandes bultos y equipaje excesivo. Muchos viajes implican escalas y trasbordos, por eso cargar con demasiado equipaje puede ser engorroso para personas con problemas de salud como los cardiacos. En resumen, lleva ropa adecuada pero solo la necesaria.

10. Algunas personas para viajar requieren un suministro de oxígeno suplementario mediante balón o una máquina concentradora. Esto es particularmente necesario en pacientes con patologías cardiovasculares o respiratorias avanzadas que estén forzados a viajar a sitios en altitudes elevadas como zonas montañosas. No obstante lo ideal es que alguien con requerimiento de oxígeno suplementario evite viajar a menos que sea estrictamente necesario.

DURANTE EL VIAJE:

1. Lleva contigo por escrito los datos y el número de contacto de tu cardiólogo y tu médico de cabecera para consultarles cualquier problema. También lleva a mano los datos de contacto de tu compañía aseguradora y de familiares cercanos. Sería ideal que esos datos, así como el nombre de tus enfermedades y alergias, los tengas por escrito en unas pequeñas tarjetas junto a tu pasaporte u otros documentos.

2. Ponte de pie periódicamente durante el viaje y camina para estirar las piernas. Esto favorece la circulación y disminuye el riesgo de trombosis venosa y tromboembolismo. Se trata de algo especialmente útil en viajes prolongados por más de 4 horas (tanto aéreos, como por carretera o por ferrocarril). También es útil hacer un ejercicio que consiste en elevarse reiteradamente sobre la punta de los pies. Si el viaje es muy prolongado y sin pausas (por ejemplo en vuelos trasatlánticos), puede ser recomendable el uso de medias de compresión o incluso el uso de medicamentos anticoagulantes en tabletas o inyecciones subcutáneas. Esto sobre todo es útil en personas con trastornos circulatorios previos y depende de cada caso particular.

3. Mantente bien hidratado pero evitando la ingestión excesiva de líquidos que en ciertos pacientes puede precipitar una crisis de agudización de su insuficiencia cardiaca congestiva.

4. Evita consumir alcohol o drogas. El consumo de cantidades excesivas de alcohol u otras drogas que afectan la consciencia puede interferir con el cumplimiento de la prescripción además de precipitar crisis de insuficiencia cardiaca, incrementar la presión y aumentar el riesgo de arritmias.

5. Evita la ingestión de cantidades excesivas de alimentos y las comidas con mucha sal, picantes o con muy condimentadas. Los vómitos y las diarreas secundarios a una indigestión o a una intoxicación alimentaria pueden provocar deshidratación, hemoconcentración y precipitar la aparición de arritmias y otras complicaciones cardiovasculares.

6. Protégete de la radiación solar, las altas temperaturas y el clima excesivamente frío. La insolación puede provocar deshidratación, dolores de cabeza e incluso desregulación de la temperatura corporal. Por eso debes protegerte de las radiaciones ultravioletas (presentes en ciertas regiones incluso durante los días nublados) tanto en los viajes a las costas o playas como a las regiones montañosas. Los pacientes con enfermedades cardíacas son más sensibles a los cambios de temperatura y tienen más riesgo de complicaciones si experimentan un «golpe de calor». También la frialdad incrementa el trabajo cardíaco y disminuye el umbral anginoso. Abrígate bien y evita la actividad física excesiva en climas fríos.

7. Nunca dejes de tomar la medicación prescrita por tu cardiólogo. Durante sus viajes de vacaciones muchos pacientes se relajan y descuidan su tratamiento lo cual puede tener consecuencias muy graves. Si viajas a una región con un diferente uso horario y 4 horas o más de diferencia respecto a la tuya, debes reajustar los horarios de la medicación según lo hayas planeado con tu médico.

8. Evita realizar esfuerzos innecesarios o actividades físicas intensas o prolongadas.  En viajes que impliquen caminatas o paseos prolongados, usa medios alternativos de transporte.

9. Duerme como mínimo 7 horas por jornada. Una escasa cantidad de tiempo de sueño o un sueño fragmentado y de mala calidad pueden ser causa de descompensación de enfermedades cardiovasculares.

10. Extrema las precauciones para evitar las infecciones durante el viaje. Si es posible usa siempre mascarilla en los aviones, buses, bares, museos, teatros, cines y otros ambientes cerrados. Bebe agua purificada y no consumas alimentos de dudosa procedencia o confección.

¿Quiénes no deben viajar si padecen del corazón?

Sufrir alguna enfermedad cardiovascular no representa de antemano una contraindicación para los viajes de placer o de negocios. Sin embargo existen situaciones en las que los viajes si estarían contraindicados.

A menos que su cardiólogo le diga lo contrario, usted no deberían viajar lejos de casa personas si está sufriendo:

  • Hipertensión arterial descompensada – crisis hipertensivas.
  • Insuficiencia cardiaca aguda o crónica agudizada.
  • Taquiarritmias en curso o muy recientes.
  • Bradicardia severa sintomática.
  • Infarto agudo del miocardio reciente.
  • Hipertensión pulmonar severa.
  • Cirugía cardiotorácica reciente (cirugía de revascularización miocárdica o bypass coronario, sustitución valvular protésica y reparación de cardiopatías congénitas entre otras).
  • Enfermedad cerebrovascular reciente (infartos o hemorragias cerebrales).
  • Cualquier tipo de hemorragia o sangrado activo reciente en personas que usan anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios.

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Doctor Aldo Santos, cardiologo

Redactado por: Dr. Aldo M. Santos, cardiólogo, MSc.

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ADVERTENCIA: Este artículo sólo tiene fines educativos y en ningún caso puede sustituir la atención médica con un profesional calificado.

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