Se le llama “enfermedad coronaria”, “cardiopatía isquémica” o “insuficiencia coronaria” a una de las patologías cardiovasculares más frecuentes y que más muertes provoca a nivel mundial.

Hablamos de la principal causa del infarto agudo del miocardio (IAM) y uno de los motivos más frecuentes de insuficiencia cardíaca, arritmias peligrosas y muerte súbita. Si alguien cercano a ti sufre de algún problema coronario, compártele este material porque seguro le va interesar.
¿Porqué se produce la enfermedad coronaria?
La enfermedad coronaria es mayormente provocada por la aterosclerosis. Esta consiste en un proceso inflamatorio de las paredes de las arterias originado por el depósito de grasas. Las arterias afectadas desarrollan en su interior una “placa ateromatosa” que es como una especie de “costra” que causa una progresiva obstrucción.
O sea que poco a poco se nos van “tupiendo” las arterias coronarias, lo cual dificulta el tránsito de la sangre con oxígeno y nutrientes hacia el musculo cardíaco (también conocido como “miocardio”). A la escasez de oxígeno se le dice “isquemia” y por lo general se manifiesta en forma de un dolor opresivo en el centro del pecho, clásicamente conocido como “angina de pecho”.

Son muchos los factores que favorecen el desarrollo de la aterosclerosis y con ello la aparición de enfermedad coronaria. La también denominada «cardiopatía isquémica» es usualmente provocada por una combinación de ellos a lo largo de un tiempo más o menos prolongado. A continuación te exponemos las principales causas para que aparezca y avance la aterosclerosis y problemas de salud como la insuficiencia coronaria.
Factores de riesgo para desarrollar enfermedad coronaria:
– Hipertensión arterial no controlada. |
– Diabetes mellitus mal controlada. |
– Hábito de fumar. |
– Consumo excesivo de alcohol o uso de ciertas drogas psicotrópicas. |
– Niveles anormales de colesterol y/o de triglicéridos en la sangre (algo que los médicos también llamamos dislipidemias o dislipoproteinemias). |
– Sobrepeso, obesidad o síndrome metabólico. |
– Sedentarismo, actividad física escasa. |
– Factores genéticos, predisposición de tipo hereditario. |
– Estrés intenso o prolongado. |
– Edad por encima de 55 años en los hombres y más de 65 años en las mujeres. |
– Factores genéticos de tipo hereditario. |
A medida que avanza el proceso de aterosclerosis, las arterias coronarias se van tapando más y más hasta que a las células musculares del corazón ya no les llega el suficiente oxígeno ni los nutrientes para su adecuado funcionamiento. Entonces el músculo cardiaco deja de contraerse y relajarse adecuadamente, el corazón se va poniendo cada vez más débil y no puede bombear la sangre suficiente hacia el resto de los órganos. Esto puede llevar a un importante deterioro de su función que llamamos insuficiencia cardíaca.
¿Cómo se manifiesta la cardiopatía isquémica?
Se puede sospechar que existe una enfermedad coronaria por los síntomas que describe el paciente como dolor en pecho, la llamada “angina de pecho”. Este dolor usualmente es de carácter opresivo y de corta duración, aparece con el esfuerzo y se alivia con el reposo. En ocasiones también se acompaña de sudoración, palidez, fatiga, dificultad para respirar, palpitaciones o síncope.
En algunos casos, el dolor no es exactamente en el pecho, sino en la boca del estómago, el cuello, la mandíbula, los antebrazos o la espalda. También la enfermedad coronaria puede cursar de forma completamente asintomática (isquemia miocárdica silente) o con otros síntomas diferentes al dolor como por ejemplo fatiga, palpitaciones y dificultad para respirar o desmayos.
Como ya hemos dicho, el dolor que provoca la enfermedad coronaria crónica aparece y se hace progresivamente más intenso cuando la persona realiza alguna actividad física por lo que también se le llama «angina de esfuerzo» o «angina estable crónica».
¿Y qué es un síndrome coronario agudo?
El síndrome coronario agudo (SCA) es un grupo de complicaciones de la enfermedad coronaria. Ocurre cuando la placa ateromatosa sufre una ruptura o fisura. Eso puede activar la formación de un coágulo o trombo dentro de la arteria coronaria y bloquear repentinamente el flujo de la sangre oxigenada de manera parcial o total.
Si la oclusión es parcial, aparece un dolor fuerte incluso estando la persona en reposo y a esto le llamamos «angina inestable aguda». Pero sin la oclusión es total y prolongada, entonces hay células del músculo cardíaco que mueren literalmente por “asfixia”. A eso es a lo que se le llama “ataque cardíaco” o “infarto agudo del miocardio”.
Un infarto cardiaco es una complicación grave que puede llevar a una insuficiencia cardiaca aguda y a la muerte, o en su lugar dejar secuelas y discapacidad para el resto de la vida.
¿Cómo se detecta la insuficiencia coronaria?
Los problemas coronarios se diagnostican con exámenes como el ecocardiograma, la ergometría o prueba de esfuerzo, la angioTAC coronaria y los estudios de perfusión o “cardiología nuclear”. Sin embargo, uno de los estudios más precisos para diagnosticar este problema (con la ventaja de que también muchas veces sirve para tratarlo) es la llamada angiografía coronaria o coronariografía.

¿Cuál es el tratamiento de la enfermedad coronaria? ¿Es curable?
El tratamiento de la enfermedad coronaria depende de varios factores como el tipo y la gravedad de la afección, así como de las características individuales del paciente. Usualmente incluye una combinación de estos recursos terapéuticos:
a) Estilo de vida:
Los cambios en el estilo de vida son fundamentales para el manejo de la enfermedad coronaria. Estos cambios pueden incluir dejar de fumar, disminuir el consumo de alcohol, evitar el uso de drogas psicotrópicas, seguir una dieta saludable baja en azúcares, grasas saturadas y colesterol, hacer ejercicio regularmente, controlar el peso y manejar el estrés.

b) Medicamentos:
Se pueden prescribir varios medicamentos para tratar la enfermedad coronaria. Algunos de ellos incluyen:
Antiagregantes plaquetarios:

Los fármacos como el Ácido acetil salicílico (Cardioaspirina®, Blaqueta®, Antiplac®) y el Clopidogrel (Plavix®, Troken®, Expansia®), entre otros medicamentos antiplaquetarios son muy importantes en la enfermedad isquémica coronaria. Ellos se usan solos o en combinación para mejorar la circulación de la sangre por las arterias estrechadas y prevenir la formación de trombos.
En algunas circunstancias como por ejemplo en el curso de un infarto agudo del miocardio (IAM) u otras formas de síndrome coronario agudo (SCA), puede ser necesario el uso de anticoagulantes en lugar de los antiagregantes (o además de estos) como por ejemplo las heparinas de bajo peso molecular (HBPM): Enoxaparina (Clexane®, Meparina®) o Nadroparina (Fraxiparina®).
Fármacos con acción metabólica:
Son medicamentos que pueden disminuir la frecuencia cardíaca o actuar directamente en el metabolismo de las celulas cardiacas mejorando la eficiencia energética. Dentro de estos se encuentras los Betabloqueantes como el Atenolol (Tenormín® , Plenacor® , Tendiol® ), el Bisoprolol (Concor® , Corentel® , Corbis® , Eurocor® ), el Carvedilol (Coropress® , Carvedil® , Cepirón® ), el Metoprolol (Betaloc Zok®, Lopresor®) o el Nebivolol (Lobivon®, Silostar®, Nabila® , Pertium® ).
También con capacidad de disminuir la frecuencia cardiaca y con ello el consumo de oxígeno del miocardio está la Ivabradina (Procoralam®) y para hacer más eficiente el metabolismo de las células cardiacas se encuentra la Trimetazidina (Vastarel®) .
Vasodilatadores coronarios:
Son medicamentos que dilatan las coronarias y pueden mejorar el flujo sanguíneo. De esa forma logran aliviar la angina de pecho y mejorar la tolerancia al esfuerzo, lo cual tiene un impacto positivo en la calidad del vida del paciente.
Dentro de este tipo de medicamentos están los anticálcicos como el Diltiazem (Incoril®), el Verapamilo y la Amlodipina (Norvasc®, Noloten®, Amlor®). También los nitratos como la Nitroglicerina (Nitroderm® en parches cutáneos, tabletas o spray sublinguales) y el Mononitrato de Isosorbida (Monobide®, Medocor®).
Otros medicamentos:
Muchos otros medicamentos pueden tener un papel central en el tratamiento de la cardiopatía isquémica coronaria. Tal es el caso de las «estatinas» como la Atorvastatina (Lipitor®, Zolvastin®) y la Rosuvastatina (Crestor®, Xuniro®, Liparon®, Toreza®, Rux®, Rosucol®, Roslipid®, Rosuvitae®). Que también se pueden usar combinadas en el mismo comprimido con otro medicamento llamado Ezetimiba.
Este es un importante grupo de fármacos cuyo designación técnica es «inhibidores competitivos de la 3-hidroxi-3metilglutaril-coenzima A (HMG-Co A) reductasa» (Sí, ya lo sé: ese nombre ni siquiera los médicos lo podemos recordar con facilidad). Ellos no solo reducen los niveles de colesterol y otras grasas que son transportados en la sangre, sino que provocan una serie de efectos positivos complejos de tipo pleiotrópico que entre otras incluyen propiedades antioxidantes, de antiagregación plaquetaria, vasodilatación y disminución de la viscosidad sanguínea.
Otros medicamentos que muchas veces son útiles en el tratamiento de la enfermedad coronaria son los Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) también conocidos como los «priles» (Enalapril, Lisinopril, Ramipril, Trandolapril). También los bloqueantes de los receptores de angiotensina (BRA), mucho más conocidos como «sartanes» (Valsartán, Olmesartán, Telmisartán, Irbesartán, Candesartán, Losartán). Su objetivo principal es controlar la presión arterial, disminuir la tensión en la pared cardiaca y con ello disminuir el consumo de oxígeno del corazón.
En algunos pacientes y situaciones es importante usar fármacos antiarrítmicos como la Amiodarona (Cordarone®, Atlansil®) o algunos otros que son específicos para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca.
Es importante destacar que el tratamiento de la enfermedad coronaria debe ser individualizado y supervisado por un cardiólogo o un médico debidamente capacitado.
c) Procedimientos invasivos:
En casos más graves de enfermedad coronaria, además de los medicamentos pueden ser necesarios ciertos procedimientos invasivos:
Angioplastia coronaria:
Es un procedimiento de cateterismo intervencionista en el cual se inserta un catéter en la arteria coronaria obstruida para destaparla utilizando un balón inflable para ensanchar la arteria y mejorar el flujo sanguíneo. A menudo también se coloca uno o varios stents, que son una especie de pequeños resortes metálicos que se introducen colapsados y se expanden dentro de la arteria obstruida para que sirvan de soporte y mantengan la arteria abierta.

Cirugía de derivación coronaria (bypass):
En ciertos casos la magnitud y el tipo de enfermedad isquémica no hace factible o prudente realizar una angioplastia. En algunas de esas situaciones se puede optar por una intervención quirúrgica llamada cirugía de derivación coronaria o cirugía de revascularización miocárdica (CRVM) o simplemente bypass coronario .
Este tipo de operación la llevan a cabo los cirujanos cardiotorácicos y consiste en crear uno o varios «puentes» o «bypass» que se salten la parte obstruida de las arterias coronarias. Esos puentes conectan la Aorta hasta una porción de la coronaria que se encuentra más allá de la parte ocluida. O sea que es algo así como crear una especie de «atajo» para que el trénsito de la sangre pueda llegar a su destino final.
Para eso se utilizan vasos sanguíneos arteriales o venosos que se extraen de otra parte del cuerpo del propio paciente. Por ejemplo las venas safenas de las piernas (unas venas que se nos pueden extraer a la mayoría de las personas sin mayores consecuencias) o las arterias mamarias internas. Estas últimas son unas que todos tenemos por dentro del pecho pero que se pueden desconectar y se reconectan a una de las coronarias enfermas.
Este tipo de intervención es bastante compleja e implica riesgos. Pero sus resultados suelen ser muy satisfactorios al permitir que la sangre pueda llegar más allá de las obstrucciones. Muchos de los pacientes que se someten a una cirugía de revascularización miocárdica logran retomar una vida prácticamente normal en los ámbitos laboral, recreativo y sexual.

Otros procedimientos:
Algunos pacientes con enfermedad isquémica coronaria requieren de otros procedimientos específicos como la implantación de marcapasos cardíacos, dispositivos de terapia de resincronización (TRC) o de cardio-desfibriladores implantables (CDI).
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Redactado por: Dr. Aldo M. Santos, cardiólogo, MSc.
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ADVERTENCIA: Este artículo solo tiene fines educativos y en ningún caso puede sustituir la atención médica con un profesional calificado.