Un golpe en el pecho por un trauma deportivo, un accidente laboral o en el curso de una riña callejera, puede provocar un paro cardiaco y la muerte. A esto los médicos le llaman “commotio cordis” que se traduce del latín como “conmoción del corazón” y puede suceder con más frecuencia de lo que te imaginas.
El pasado lunes 2 de enero en el juego de fútbol americano de los equipos Buffalo Bills vs. Cincinnati Bengals de la NFL, Damar Hamlin, jugador de los «Bills» en la posición de defensor profundo, desarrolló un paro cardíaco luego de sufrir un golpe en el pecho .
Tras un encontronazo, el deportista colapsó en el terreno. Afortunadamente se le administró rápidamente maniobras de Reanimación Cardio-Pulmonar (RCP) antes de su trasladado a un hospital del área y luego de algunos días de internamiento, pudo ser dado de alta.

¿Qué? Un golpe en el pecho puede… ¿pararnos el corazón?
Sí, sí, estás leyendo bien: un trauma contundente en el pecho en ciertas circunstancias puede ser capaz de provocar una peligrosa arritmia cardiaca llamada “fibrilación ventricular” lo cual desencadena una muerte súbita. Esto puede ocurrir en sujetos jóvenes y sanos sin ninguna enfermedad cardiaca previa. También puede suceder aunque el golpe no haya sido aparentemente intenso, no llegue a provocar heridas ni dañe las costillas o el esternón.

Ocurre sobre todo en niños, adolescentes y adultos jóvenes, usualmente durante la participación en ciertos deportes recreativos o competitivos. También puede suceder durante las actividades diarias normales de tipo laboral y por accidentes domésticos.
Según las estadísticas del Registro Nacional de Commotio Cordis en Minneapolis, EE.UU después de la miocardiopatía hipertrófica (MCH) y las anomalías congénitas de las arterias coronarias, el commotio cordis es la causa más frecuente de muerte súbita cardiovascular en atletas jóvenes.
Un poquito de historia
Desde hace mucho se ha descrito que un golpe fuerte en el pecho puede provocar la muerte. En China existen relatos muy antiguos sobre un arte marcial al que llamaban “Dim Mak” o “el toque de la muerte”. En este se describían ciertos golpes a la izquierda del esternón que podían provocar la muerte del oponente.
Por su parte en Occidente a partir del año 1700 se comenzaron a reportar en la literatura médica casos de personas fallecidas tras recibir un golpe en el pecho. Más recientemente se han realizado estudios epidemiológicos para determinar la real frecuencia de este problema en la población general.
También se han diseñado investigaciones experimentales de laboratorio para conocer sus causas, así como las mejores formas de prevenirlo y tratarlo.
¿Quiénes tienen más riesgo de sufrir una commotio cordis?
Los estudios epidemiológicos muestran que quienes tienen más riesgo de sufrirla son:
- Sexo: masculino. El 95% de los casos son varones y quizás ello se deba a la naturaleza de los juegos, actividades recreativas y deportivas de las personas de este sexo.
- Edad: niños y adolescentes entre 10 y 18 años.
- Deportes: los de más riesgo son el béisbol, el softbol, el hockey, el fútbol americano y el rugby.
El 50 % de los episodios de commotio cordis ocurren durante deportes competitivos. Otro 25 % ocurre durante deportes recreativos y el otro 25 % ocurre durante otras actividades como recibir la patada de un caballo, o ser víctima de algún acto de violencia. En el béisbol, suele desencadenarse un commotio cordis cuando algún jugador es golpeado en el pecho por una pelota que han sido lanzada o bateada.
¿Es posible sobrevivir a este tipo de parada cardiaca?
En el registro de Minneapolis, la supervivencia se reportó en solo uno de cada cuatro casos (el 25 %) en los que se realizaron maniobras de reanimación cardiopulmonar y desfibrilación. Este porcentaje tan bajo (sobre todo si se tiene en cuenta que por lo general son personas jóvenes y sin enfermedades en el corazón) quizás se deba a que los espectadores (compañeros juego, colegas y transeúntes) tardan en comprender que se trata de algo realmente grave.
Muchas veces los presentes tampoco saben qué hacer y demoran demasiado en pedir ayuda a un servicio de emergencias o en iniciar ellos mismos las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Pero de más está decir que sin la rápida disponibilidad de un equipo de cardiodesfibrilación es muy poco lo que se puede lograr.
¿Cómo prevenir un paro cardiaco por commotio cordis?
El uso de implementos de protección como guantes y protectores de pecho pueden ser útiles para disminuir el riesgo de que ocurra. Pero para que un protector de pecho sea efectivo, debe estar ampliamente acolchado y apoyado, lo cual no es viable en muchos deportes y ni siquiera en todas las posiciones del beisbol o el sóftbol. Tampoco podemos perder de vista que el 18% de las personas que sufrieron commotio cordis llevaban un escudo torácico.

A nuestro juicio lo más importante para evitar consecuencias fatales es asegurar la educación sanitaria y la capacitación del público sobre la identificación inmediata de una parada cardiorespiratoria y la activación de la cadena de supervivencia, el uso de desfibriladores y las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Es importante que esta educación se incluya en los programas académicos y llegue a los atletas, entrenadores, profesores y padres.
Otro aspecto crucial es garantizar el rápido acceso a desfibriladores automáticos en espacios públicos como plazas, centros comerciales, estadios y otras sedes deportivas. También garantizar su amplia disponibilidad en ambulancias y servicios de emergencias. La desfibrilación rápida (aplicarle una descarga eléctrica al corazón para “borrar” la arritmia) puede ser es muchos casos la única maniobra potencialmente salvadora.
Conclusiones: hay que protegerse en lo posible y hay que capacitarse para saber que hacer si llegase a ocurrir algo así alrededor nuestro. También hay que exigir que los gobiernos e instituciones adquieran y ubiquen suficientes desfibriladores.
¿Qué hacer si presenciamos un commotio cordis?
El manejo del commotio cordis es igual al de cualquier otra clase de parada cardiorespiratoria (tema al que próximamente dedicaremos un articulo en este sitio). Las recomendaciones esenciales son:
- Actúe rápido ante cualquier persona que luego de un golpe en el pecho experimente un colapso. Corra a su encuentro, póngalo en el suelo boca arriba y verifique si está inconsciente, no tiene pulso o no respira.
- Inicie de inmediato maniobras de reanimación cardiopulmonar básica con compresiones fuertes en el centro del pecho con un ritmo rápido de 100 a 120 compresiones por minuto.
- Dígale a alguien que llame al 911 o a algún servicio de emergencias locales.
- Pregunte por el desfibrilador más cercano (muchas instalaciones deportivas grandes, centros comerciales disponen de uno).
- Organice un relevo con al menos otras 3 personas para que puedan turnarse cada 3 minutos. Si las compresiones se hacen correctamente el socorrista tiene que cansarse por lo que uno sola persona no podrá mantenerse por mucho tiempo.
- Mantenga la reanimación hasta tanto llegue el personal de emergencias. Bajo ningún concepto suspenda las compresiones para llevárselo a un hospital. Esos minutos son preciosos y lo único que lo puede mantener con vida son sus compresiones.
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Redactado por: Dr. Aldo M. Santos, cardiólogo, MSc.
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ADVERTENCIA: Este artículo solo tiene fines educativos y en ningún caso puede sustituir la atención médica por un profesional calificado.